La innovación y la buena educación puede propagarse de unas personas a otras y de unos centros educativos a otros como la purpurina. Todo comienza abriendo unos botes de purpurina presentes en cualquier centro educativo y en cualquier hogar. ¿Cuáles son los primeros botes de purpurina que debemos abrir?

• El optimismo.
• Las soluciones.
• El tiempo.
• Las emociones.
• La confianza.

Abriremos esos botes de purpurina y descubriremos, a través de ellos, la importancia que tienen las otras TIC (Ternura, Interés y Cariño) en educación. Es imprescindible escuchar a nuestros alumnos, convertirnos en expertos en leer miradas, ya que las mejores pautas para educar e innovar se encuentran en sus ojos. Si nosotros no los miramos y no los cuidamos, ellos no se mirarán y no se cuidarán. Para ello, debemos empezar practicando la mayor innovación atemporal que existe: querer al alumno. Un alumno no aprende o no aprende todo lo que podría aprender de una persona que sabe que no lo aprecia, que no lo quiere, de una persona a la que observa desde la lejanía impuesta por una barrera invisible de frialdad.

Durante esta charla, se intentará dar respuesta a interrogantes cómo: ¿qué es realmente innovar?, ¿cuáles son los retos del docente en la actualidad?, ¿cómo motivar al alumnado?, ¿cómo respetar la singularidad de cada persona?, etc. Se pondrá en valor la figura y la importancia de los docentes desde una perspectiva optimista y motivadora.